Porto Santo, descubierto durante una tormentosa Vuelta del Mar, sigue siendo un refugio providencial. Innumerables aviones que el clima desvía de la vecina Madeira garantizan su aterrizaje allí. Como lo hacen miles de vacacionistas cada año, rindidos ante la suavidad e inmensidad de la playa dorada y la exuberancia de los paisajes volcánicos.
baya, Myanmar
Decididos y oportunistas, dos aventureros portugueses se convirtieron en los reyes del reino de Pegu. Su dinastía sólo duró desde 1600 hasta 1613. Ha pasado a la historia.
La prominente ciudad de Goa ya justificava el título de “roma del este” cuando, a mediados del siglo XVI, las epidemias de malaria y cólera provocaron su abandono. La Nueva Goa (Pangim) por la que se cambió, se convirtió en la sede administrativa de la India portuguesa, pero fue anexada por la Unión India de la post-independencia. En ambas, el tiempo y la negligencia son dolencias que ahora hacen debilitar el legado colonial portugués.
Llegamos donde la gran África cedió a los dominios del “Mostrengo” Adamastor y los navegantes portugueses temblaron de miedo. Allí, donde la Tierra estaba, lejos de terminar, la esperanza de los marineros de rodear el tenebroso Cabo fue desafiada por las mismas tormentas que todavia alli fustigan la costa.
Habían transcurrido casi 19 meses de navegación pionera y turbulenta alrededor del mundo cuando el explorador portugués cometió el error de su vida. En Filipinas, el verdugo Datu Lapu Lapu conserva honores de héroe. En Mactan, su estatua bronceada con visual de superhéroe tribal se superpone al manglar de la tragedia.