En el siglo XVII, un capitán holandés apodó a esta isla rodeada por un Océano Índico turquesa, “Rottnest, un nido de ratas”. Sin embargo, los quokkas que lo engañaran siempre fueron marsupiales, considerados sagrados por los aborígenes Whadjuk Noongar de Australia Occidental. Como la isla edénica en la que los colonos británicos los martirizaron.