Tres mil años de historia, tan mística como turbulenta, cobran vida en Jerusalén. Adorada por cristianos, judíos y musulmanes, esta ciudad irradia controversia pero atrae a creyentes de todo el mundo.
No solo las oraciones caben en el lugar más sagrado del judaísmo. Sus piedras antiguas han testimoniado el juramento de los nuevos reclutas de las FDI durante décadas y se hacen eco de los gritos eufóricos seguientes.