Tres mil años de historia, tan mística como turbulenta, cobran vida en Jerusalén. Adorada por cristianos, judíos y musulmanes, esta ciudad irradia controversia pero atrae a creyentes de todo el mundo.
En el 73 d. C., después de meses de asedio, una legión romana descubrió que los resistentes en la cima de Masada se habían suicidado. Una vez más judía, esta fortaleza es ahora el símbolo supremo de la determinación sionista.