Montserrat, Antillas Menores
En las Antillas abundan los volcanes llamados Soufrière. El de Montserrat, resucitado en 1995, sigue siendo uno de los más activos. Al descubrir la isla, volvemos a ingresar al área de exclusión y exploramos las áreas que aún no han sido afectadas por las erupciones.
Construida al pie de las colinas del monte Soufrière, sobre depósitos magmáticos, la solitaria ciudad de la isla caribeña de Montserrat está condenada al fracaso. Como se temía, en 1995, el volcán también entró en un largo período de erupción. Plymouth es la única capital en un territorio político que permanece enterrada y abandonada.
17 km2 de un volcán hundido en una caldera verde. Un pueblo solitario basado en una fajã. Cuatrocientas treinta almas acurrucadas por la pequeñez de su tierra y la mirada de su vecina. Flores. Bienvenidos a la más intrépida de las islas de las Azores.
PN Bromo Tengger Semeru, Indonesia
La gigantesca caldera Tengger se eleva 2000 m en el corazón de una extensión arenosa del este de Java. Desde allí se proyectam la montaña más alta de esta isla indonesia, el Semeru, y varios otros volcanes. De la fertilidad y clemencia de este escenario sublime y dantesco, prospera una de las pocas comunidades hindúes que resistieron al predominio musulmán alrededor.
Con más de veinte conos en cima de 100 metros, la abrupta y frondosa Camiguin tiene la mayor concentración de volcanes de cualquier otra de las 7641 islas de Filipinas o del planeta. Pero, en los últimos tiempos, ni siquiera el hecho de que uno de estos volcanes esté activo perturba la paz de su vida rural, pesquera y, para deleite de los forasteros, playera.
Por un mero capricho volcánico, el retazo más joven de las Azores se proyecta en el apogeo de rocas y lava del territorio portugués. La isla de Pico alberga su montaña más alta y afilada. Pero no solo. Es un testimonio de la resistencia y el ingenio de los azorianos que domaran esta impresionante isla y el océano circundante.
lago cocibolca, Nicaragua
Los indígenas nicaragüenses llamavan el lago más grande de Centroamérica Cocibolca. En la isla volcánica de Ometepe, nos damos cuenta de por qué el término que los españoles convirtieron en Mar Dulce tenía perfecto sentido.