En el Japón ultrapoblado e hipercodificado, siempre hay espacio para más sofisticación y creatividad. Sean nacionales o importados, es en la capital que desfilan los nuevos looks japoneses.
A finales de la década de 80, dos multinacionales japonesas ya veían los fotomatones convencionales como piezas de museo. Los convirtieron en máquinas revolucionarias y Japón se rindió al fenómeno Purikura.