Nos movemos por Martinica con tanta libertad como el Euro y como ondean las banderas tricolores. Pero esta parte de Francia es volcánica y exuberante. Está en el corazón insular de las Américas pero tiene un delicioso sabor a África.
La capital de Martinica confirma una fascinante extensión caribeña del territorio francés. Allí, las relaciones entre los colonos y los nativos descendientes de esclavos todavía dan lugar a pequeñas revoluciones.