Hartos de esperar a que el anciano barbudo descienda por la chimenea, invertimos la historia. Aprovechamos un viaje a la Laponia finlandesa y pasamos por su hogar furtivo.
Hasta 1947, el Tren del Fin del Mundo realizaba innumerables viajes para que los prisioneros del penal de Ushuaia cortasen leña. Hoy, los pasajeros son otros, pero ningún otro tren pasa más al sur.