Cuando menos se espera, el lugar más seco del mundo revela nuevos escenarios extraterrestres en una frontera entre lo inhóspito y lo acogedor, lo estéril y lo fértil que los nativos están acostumbrados a cruzar.
Los conquistadores españoles habían partido y el ferrocarril desvió las caravanas de ganado y salitre. San Pedro recuperava la paz, pero una horda de forasteros que descubrian la América del Sur invadió el pueblo.