Maya, mestiza e hispana, zapatista y turística, campestre y cosmopolita, San Cristóbal no tiene manos para medir. En él, mochileros visitantes y activistas políticos mexicanos y expatriados comparten una demanda ideológica común.
El equivalente católico de Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Guadalupe mueve y conmueve a México. Sus fieles recorren las carreteras del país, decididos a llevar la prueba de su crencia a la patrona de las Américas.