
La imaginería del paradisíaco Pacífico Sur es incuestionable en Samoa, pero su belleza tropical no paga las facturas ni de la nación ni de los habitantes. Quien visita este archipiélago se encuentra con un pueblo dividido entre someterse a la tradición y el estancamiento financiero o desarraigarse en países con horizontes más amplios.

Durante siglos, los nativos de las islas polinesias subsistieron de la tierra y del mar. Hasta la intrusión de las potencias coloniales y la posterior introducción de carnes grasas de comida rápida y las bebidas azucaradas han generado una plaga de diabetes y obesidad. Hoy, mientras gran parte del PIB nacional de Tonga de Samoa y los vecinos se desperdicia con estos "venenos occidentales", los pescadores apenas logran vender su pescado.