El regordete Don Carlos Carrillo no había pensado durante décadas en caminar más allá de las calles del Pueblo, y mucho menos involucrarse en escaladas extremas.
Aun así, el corresponsal local de la radio nacional BioBio nos asegura con toda su energía propagandista latinoamericana que, como habíamos llegado tan lejos, no pudimos evitar el desafío: “chiquillos, eres una oportunidad única pero tienes que ser ya mañana. ¡No te arrepentirás, lo prometo! Voy a llamar a los chicos que suben y les digo que van ! "
Necesitábamos recuperarnos de la agotadora navegación entre Puerto Natales y Puerto Montt a bordo del crucero carguero Navimag. Además, había incluido una travesía tormentosa del Golfo de Peñas. Y del calvario vial que atravesamos después para ir desde el puerto de destino hasta el lejano Pucón.
Los viajeros que se respetan a sí mismos están acostumbrados a castigar sus cuerpos a cambio de conquistas. Los imponentes picos de hielo y lava del imponente Villarrica justificaron todos y cada uno de los nuevos sacrificios.
A la conquista del Volcán Villarrica
El despertar de las 7 de la mañana es lento y doloroso. Solo al llegar al punto de encuentro el aire gélido del otoño continental chileno nos rescata de una vez por todas del letargo, justo encima del inicio del ascenso.
Nos encontramos con el grupo en la base del sistema de teleférico que asegura el ascenso a la zona nevada de la montaña. Tras las introducciones y la primera subida mecánica, sobre crampones afilados e incómodos, seguimos a los líderes y empezamos a luchar con la pendiente helada.
Unas horas más tarde alcanzamos los 2500 metros de altitud. El aire cada vez más frío y más fino exige respiraciones lentas y profundas, como los pasos que forzamos bajo el peso de nuestros cuerpos y mochilas.
Hay 347 metros hasta la cima, un último esfuerzo para que los guías preparen al grupo. No vemos una nube en el cielo.
Pasamos el último descanso sin aliento disfrutando y fotografiando las vistas despejadas de Pucón, el lago Villarrica que te hace compañía y el Bosque de araucarias que los rodean y la montaña en la que nos encontramos.
Uno de los guías, Xavi, aprovecha para darnos información e instrucciones sobre el cráter. Nos asegura con entusiasmo que estábamos a punto de olfatearla.
Villarrica: un volcán poderoso pero misericordioso
A pesar de la aparente contradicción, Villarrica es, al mismo tiempo, uno de los volcanes más activos y la mayoría subió en América del Sur, uno de los cinco únicos en el mundo que esconde un lago de lava en el interior. Genera erupciones estrombolianas que proyectan materiales piroclásticos y normalmente contienen flujos de lava.
Con el paso de los años, los habitantes de Pucón y sus alrededores se han acostumbrado a depender de las estimaciones de actividad de los científicos chilenos y del volcán. Tanto es así que instalaron un centro de esquí con 20 pistas en su pendiente más suave, operativo de julio a septiembre, durante el invierno austral.
Pero Villarrica no siempre toleró los insultos. En erupciones separadas de 1971 y 1972, el flujo de lava y la lluvia derritieron la nieve y dieron lugar a lahares. estos lahares, causó una destrucción significativa en varias aldeas y, junto con los gases tóxicos, causó al menos 30 muertes.
Desde entonces, la montaña ha producido varios otros eventos volcánicos dignos de mención. Casi todos forzaron la prohibición de ascensos e incluso la evacuación del centro de esquí y zonas aledañas.
Aun así, Villarrica no volvió a cobrar víctimas. Mientras ascendíamos, teníamos fe en que, también en ese día glorioso, él seguiría siendo misericordioso.
Sobre el cráter sulfuroso de Villarrica
Ganamos otra media hora de escalada. Como había prometido Xavi, olemos el azufre. La nieve vuelve a desaparecer. Poco después, conquistamos la parte superior humeante del cono.
Miedo urgente a recuperar el aliento pero, como nos advirtieron, el aliento tóxico que desprende el volcán nos corta la respiración y genera una tos seca compulsiva que incluso los pañuelos mojados que tenemos para taparnos la boca y la nariz previenen.
Decidimos posponer el relieve de las piernas ardientes y bordear el cráter hasta escapar del viento sulfúrico. Solo cuando llegamos a un punto impoluto de la orilla podemos sentarnos y contemplar sus curiosos bordes multicolores, las extrañas galerías de hielo resistente y los, por suerte, diminutos reflujos de lava.
Sin embargo, retomamos el recorrido y disfrutamos de las diferentes vistas de la región chilena de Araucanía ya sea de la boca de la montaña. Descubrimos el volcán vecino de Quetrupillán.
Y entre los dos, al pie de la vertiente sur, el enorme glaciar Pichillancahue-Turbio, lleno de grietas y salpicado de pequeñas lagunas azules formadas por el deshielo de la superficie.
Este panorama, en particular, acaricia nuestra alma. Tenemos ganas de admirarlo por un tiempo sin fin.
Casi de noche Regreso a Pucón
Pero habían pasado nueve horas desde la madrugada. Preocupado por la perspectiva de un regreso sin luz, Xavi convoca al grupo al descenso. No nos tomó mucho tiempo darnos cuenta de por qué la visibilidad era, en ese caso, aún más importante.
En lugar de la caminata convencional por la pendiente, se supone que debemos deslizarnos como un tobogán a través de canales ya abiertos en la nieve y el hielo.
De diversión al principio, la aventura se vuelve aterradora a medida que la pendiente de los conductos roza la verticalidad.
"Forza con el martillo !! " Agarra el martillo contra la pared! Otro guía vuelve a gritar mientras desciende a gran velocidad, para animarnos a utilizar el martillo de hielo como freno. En ciertas partes, los canales de hielo se ensancharon más de lo esperado. Exigían una experiencia en ese deporte inusual que no teníamos.
Como resultado, el descenso nos cautiva con unos aterrizajes no tan suaves y una colección decorativa de magulladuras.
Regresamos a la zona de deshielo de la ladera. Ya no lo cubrimos en teleférico, sino a grandes zancadas sobre una superficie terrestre irregular.
Nos quedamos atascados en la mitad de las espinillas y nos llenamos de polvo volcánico que, varios baños después, seguimos luchando por eliminar. Terminado el sufrimiento, nos rendimos a las recompensas de la cocina local.
Habíamos conquistado el volcán.
El descubrimiento del bien más asequible seguido Pucón.