Alrededor de la capital Mérida, por cada hacienda henequenera colonial, hay al menos un cenote. A menudo coexisten y, como ha sucedido con la semi-recuperada Hacienda Mucuyché, a dúo, forman algunos de los lugares más sublimes del Sureste mexicano.
El destino principal del día fue incluso el sitio arqueológico de Mayapán, una ciudad-estado maya que, en su apogeo, se rebeló contra el gobierno de Chichén Itzá y ascendió a la capital política de la península, de 1220 a 1440.
Como sucede una y otra vez, a través de estas paradas, la ruta escogida por Fausto, el guía, pasaba por una primera antigua hacienda productor de sisal, el de Lepan.
Consciente de la curiosa admiración que nos generó ese legado monumental, el guía hace una breve parada.
Un árbol de copa enorme, casi ovalada, produce una sombra en la que, en ese momento, se refugian vecinos y visitantes. Aparece en el fondo de un césped seco pero abierto que, como sabemos, hace de campo de béisbol.
Una parada obligada en la antigua Hacienda Lepan
En el extremo opuesto, la mansión principal de la hacienda, coronado por un frontón blasonado.
Sigue siendo un muro bajo, complementado con un denso seto del que emergen tres palmeras, probablemente buritis.
Y otra fachada llena de arcos, de la que parecen sobresalir dos chimeneas.
Este último fue el bodega (almacén) en el que se almacena la fibra seca de los agaves henequén fue comprimido y envuelto.
Se dirigía a la exportación a bordo de un tren que recorrería parte de la red ferroviaria que llegó a conectar la mayor parte del haciendas entre sí y al puerto de Progreso.
El contexto que propició la construcción de la Hacienda Lepan y los cientos de rivales comenzó a formarse apenas dos siglos después del desembarco de los conquistadores españoles de la península de Yucatán y México, el declive de Mayapán y la decadencia de la, hasta entonces, resplandeciente maya. mundo.
La proliferación de granjas que siguió a los primeros tiempos de la colonización
Consolidando el éxito de la campaña del trío de Francisco de Montejos (el pionero, el Mozo y sobrino del primero), estos gobernantes consanguíneos fundaron las principales ciudades de la región: Salamanca, Mérida, Campeche, Valladolid, todos con nombres transpuestos de España.
Así, sentaron las bases para la ocupación y exploración del territorio, del que estaban convencidos podía obtener riquezas comparables a las que había encontrado Hernán Cortés en el Valle de México.
Los colonos recién llegados expulsaron o esclavizaron a los mayas y se repartieron el territorio. Se convirtieron en dueños de enormes haciendas que, en poco tiempo, se convirtieron en productoras principalmente de ganado y maíz.
En otros lugares, del agave azul del que produciría tequila y el mezcal.
Un agave que no sea azul ganaría su propia importancia.
La revolución industrial y la súbita valoración del henequén
Hasta que, llegada la segunda mitad del siglo XIX, con la Revolución Industrial extendiéndose desde Inglaterra al mundo, aumentó la demanda de cuerdas, bolsas, hilos, alfombras, hamacas y, pronto, de mera fibra para una panoplia de otros fines. .
Los ya privilegiados latifundistas se encontraron ante lo que vendrían a llamar Oro verdeEl henequén, Nombre mexicano para un tipo de agave (agave cuatro croydes) originario de la parte oriental de la península de Yucatán.
La especie de cactus era fácil y económica de plantar y mantener. Las ganancias generadas por la venta de su fibra, éstas, resultaron ser rebuscadas.
Al verse a sí mismos como millonarios, los propietarios de viviendas se sintieron animados a gastar.
Rápidamente se extendió cierta rivalidad exhibicionista, en forma de mansiones diáfanas y suntuosas, con arquitecturas que combinaban elementos hispanos y europeos con la exuberancia cromática colonial-yucateca.
El pasado clerical y embrujado de Hacienda Lepan
En cuanto a Hacienda Lepan en particular, los registros y el conocimiento son limitados. Se sabe que, a principios del siglo XIX, perteneció a José María Menezes, párroco de Tecoh (pueblo ubicado unos kilómetros al norte), vicario y gobernador del Obispado.
En ese momento, la propiedad se llamaba Hacienda San Buenaventura, Lepan. Posteriormente, un tal Marcos Duarte, ya dueño de otra gran hacienda, a San António Xukú, pero decidida a aumentar sus ganancias a partir de la henequén
También se dice que los habitantes mayas de la zona detectaron allí un uay-keken y un uay-pek, criaturas sobrenaturales que, con solo pensar en ellas, hacen temblar a cualquier indígena.
El primero es definible como un cerdo embrujado. El segundo, como un perro-brujo, ambos retratados, a menudo, con aspecto de hombre lobo.
Esa hora, con el sol a medio camino de su cenit y el calor apretando, era la menos adecuada para atormentarnos.
Tuvimos un retraso evidente en llegar a Mayapan. Sin más preámbulos, retomamos la carretera 184 que, tras la Pueblo de Telchaquillo, allí lleva.
Dedicamos unas buenas dos horas al yacimiento arqueológico. Después de lo cual apuntamos al este.
Se suponía que almorzaríamos en una Hacienda Mucuyché, la cual, para variar, visitaríamos de manera planificada y minuciosa. Y sin embargo, en el camino, la vista inesperada de otro, con portales y fachadas majestuosas, nos motiva a una nueva escala.
Hacienda Xcanchakán: Otra escala, nuevo refugio
El responsable es Hacienda Xcanchakan, en lugar de Lepan, objeto de profusión de escritos y descripciones.
Debe haber sido establecido en 1840 por el mismo sacerdote Menezes da Lepan. Aquí y allá, con piedras sacadas de las ruinas de Mayapán. Queda lo que queda de una fábrica que abastecía de hielo a la ciudad de Mérida.
Como era de esperar, a partir de 1850, el cultivo y procesamiento de henequén se convirtió en una prioridad. De ella surgió la riqueza que permitió ampliar y embellecer el palacio de tres plantas y la capilla.
Hacienda Xcanchakan ha tenido varios dueños más. Permaneció “señorial” hasta 1937. En ese año, sus tierras fueron divididas entre los campesinos de estos lares.
Actualmente, lo habitan y explotan una importante plantación de henequén más de mil pobladores, mayas y mestizos, aunque la distinción no siempre es sencilla.
Mientras estamos allí, nos maravillamos con su arco amarillo parduzco de arquitectura morisca y la capilla de color sangre frente a él, niños ciclistas, motociclistas adolescentes y ancianas nos observan de compras.
El ajetreo exploratorio y fotográfico en el que nos encontramos les intriga.
Con la propiedad hermana y el almuerzo esperando, Fausto la interrumpe nuevamente.
La Hacienda y los Deslumbrantes Cenotes de Hacienda Mucuyché
Apenas 11 km después, ingresamos a Mucuyché, a través de un pórtico de piedra en forma de arco, flanqueado por muros y grandes árboles.
A partir de ahí, vemos que hacienda aparte, estábamos en un dominio sofisticado y comercial bastante diferente a los anteriores.
A Hacienda Mucuyche fue creado durante el siglo XVII.
En un momento, cubría 5 hectáreas, cultivadas casi en su totalidad con agave. henequén
Ante la reciente falta de propietarios-inversionistas y el abandono, el estado de Yucatán tomó el relevo y se hizo cargo de su gestión.
Paramos en una taquilla. Un guía local nos desbloquea el acceso y abre un recorrido explicativo. Paso a paso, comprobamos que la finca estaba en recuperación.
El Cenote “Carlota” y “Azul Maya” que pasaron siglos escondidos
Completamente funcional, eran sus cenotes, as estanques subterráneos locales y el canal que los conectaba.
Os cenotes son grandes porosidades geológicas abiertas en la inmensidad de las calizas generadas, hace 66 millones de años por el impacto del Meteorito de Chicxulub que extinguió a los dinosaurios y el 75% de las especies de faz de la tierra.
Os Mayas ellos nos consideraron entradas a Xibalbá, un inframundo mitológico, lugar de pavor.
Hoy en día, los mexicanos y los extranjeros de todas partes acuden en masa a ellos por el relajante retiro acuático que brindan. Tendríamos el nuestro.
Mientras tanto, el guía nos lleva a una escalera.
En la parte superior, un panel de azulejos muestra a la emperatriz Carlota en compañía de su esposo, Maximiliano de Habsburgo-Lorena, rey Maximiliano I de México.
El panel elogia una supuesta visita de la Emperatriz de México a hacienda, Se estima que tuvo lugar el año 1865.
Por lo poco que habíamos aprendido sobre la historia de México, sabíamos que el período en que Napoleón intentó apoderarse de México y cuando convirtió a Maximiliano y Carlota en sus gobernantes títeres es uno de los más despreciados por los mexicanos.
Al contrario, se enorgullecen de la reacción de sus líderes y del pueblo que, en menos de seis años, obligó a los franceses a retirarse, ejecutó a Maximiliano y agravó así la repentina locura de Carlota, fallecida en Bélgica en 1927.
Sin embargo, la dirección de la hacienda Mucuyché elogió la presencia de la emperatriz.
Del Cenote “Carlota” al “Azul Maya” por un Canal Verde
La laguna cristalina, llena de pececillos y delimitada por una galería con techo de musgo, al pie de las escaleras, se llamaba “Carlota”.
Después de que termine la explicación de la guía, ahí es donde entramos y refrescamos.
Desde el primer estanque, en flotación relajada, atravesamos un pequeño túnel natural hasta un canal excavado en la roca, bordeado de enredaderas de raíces colgantes y otras plantas de hojas rayadas que, en busca de luz, casi lo cruzan.
Al final de este canal, somos bautizados por una cascada que gotea, ritual final de acceso al cenote el más grande del conjunto, por motivos, pronto, evidentes, llamado “Azul Maia”.
Esta cueva y su laguna resultaron ser grandes, llenas de estalactitas, estalagmitas y otras formaciones laberínticas que la iluminación artificial las hizo brillar de color azul y brillante.
En nuestros días, y la era del agave y el sizal hace tiempo que terminó, los cenotes de Yucatán son en sí mismos una fuente inagotable.
La entrada de "Adulto general" De Cenotes Hacienda Mucuyche Cuesta unos 30€.
Y sin embargo, como nos asegura el guía, han pasado casi cuatro siglos sin que propietarios y trabajadores los descubran.
La densa vegetación tropical alrededor de los edificios de la granja los ocultaba.
Si no hubiera sido por la reciente excavación de un pozo y la maravillosa cenotes mucuyche seguiría siendo exclusivo del inframundo.