
Fundado por Pedro el Grande, se convirtió en el puerto y base naval que protegía a San Petersburgo y al norte de la Gran Rusia. En marzo de 1921, se rebeló contra los bolcheviques que había apoyado en la Revolución de Octubre. En este octubre que atravesamos, Kronstadt vuelve a estar cubierta del mismo amarillo exuberante de la incertidumbre.