La parte superior de la garganta del río Debed esconde los monasterios armenios de Sanahin y Haghpat y los bloques de apartamentos soviéticos adosados. Su fondo alberga la mina y la fundición de cobre que sustenta la ciudad. Conectando estos dos mundos se encuentra una providencial pero vertiginosa cabina en la que el pueblo de Alaverdi cuenta con viajar en compañía de Dios.