Creado por el agua del Océano Ártico y el deshielo del glaciar más grande de Europa, Jokülsárlón forma un dominio gélido e imponente. Los islandeses la veneran y le rinden tributos sorprendentes.
Durante su segundo viaje a las Américas, Colón desembarcó en una isla exótica y encantadora. Lo llamó Savona, en honor a Michele da Cuneo, un marinero de Saboya que lo vio como un destacado de la gran Hispaniola. Hoy llamada Saona, esta isla es uno de los amados edenes tropicales de la República Dominicana.